Soy un vidente y maestro griego en artes adivinatorias, heredero de una dinastía ancestral de más de seis generaciones, nacida bajo la mirada sabia y luminosa de mi abuela Caterina, mi guía eterna y mi primer oráculo.
Todo lo que soy, todo lo que ofrezco al alma que busca respuestas, se lo debo a ella.
Si hoy mi voz resuena entre el mundo visible y el invisible, es porque su energía me acompaña.
Ella sigue siendo mi faro espiritual, mi guardiana silenciosa y mi conexión divina con las dimensiones superiores.
Durante cada sesión de lectura, abro los portales del alma utilizando herramientas que han viajado conmigo a través del tiempo:
🌿 las sibilas griegas, portadoras de antiguas verdades;
👼 las cartas angelicales, mensajeras de la luz celestial;
🔮 mi péndulo mágico, tallado con poderosos chakras energéticos;
💎 y los cristales sagrados, canales de vibraciones puras que potencian la energía de la consulta.
Desde niño supe que este arte místico no solo revelaría destinos, sino que despertaría en mí una misión sagrada: guiar, sanar, y ofrecer claridad a quienes buscan respuestas en el silencio del alma.
Cada lectura es un viaje espiritual, una conexión profunda con el universo, un espejo donde se refleja la verdad interior de cada ser.
Siempre amé la soledad. Era en ese silencio donde mi espíritu encontraba su voz, y donde los susurros del tarot me hablaban con claridad.
Con el tiempo, comprendí que mi don debía compartirse.
Quise leer para otros, entregar visiones, luz y orientación. Y fue entonces cuando todo cobró un sentido más profundo, más inmenso, más sagrado.
La partida de mi abuela en 2005 marcó un antes y un después.
Viví la oscuridad del duelo, el rechazo, la ausencia. Pero incluso en el dolor, ella seguía hablándome desde el otro lado del velo.
Aprendí que la muerte no interrumpe los lazos del alma, solo los transforma.
Desde entonces, cada vez que abro mis cartas, su energía se manifiesta a mi lado, susurra, guía y me recuerda quién soy y por qué estoy aquí.
Hoy, su legado vive en cada lectura que realizo.
Su don fluye en mis manos, en mi voz, en mi intuición.
Ella fue, es y será mi oráculo, mi protectora, mi eterna maestra.
✨ Mis cartas están siempre listas para ti, cuando el destino te susurre que es momento de saber. ✨